En la infancia nos conocimos,
jugando con castillos de arena,
bordeando las olas del mar,
el encuentro no fue casualidad,
el destino quiso unirnos,
un día de playa, un día de olas
un día a la orilla del mar.
Crecimos con esa ilusión,
nunca desapareció en nosostros esa visión,
estábamos formados para compartirnos,
aunque los dos fuésemos por distintos caminos.
Seguimos creciendo en cuerpo y espíritu,
fortaleciendo nuestros destinos,
que aunque dispares estos,
confluían como los
afluentes de un gran río.
Llegando el día del encuentro final,
jóvenes los dos, radiantes de felicidad,
nuestros afluentes convergieron en un río colosal,
esplendor de dos amantes sin ponerle a esto un final.
Recuerdo un día de playa , de olas,
un día caluroso, jugando con castillos de arena,
recuerdo el día que te ví, el día que te amé,
un día de playa, un día de olas,
un día a la orilla del mar.
jugando con castillos de arena,
bordeando las olas del mar,
el encuentro no fue casualidad,
el destino quiso unirnos,
un día de playa, un día de olas
un día a la orilla del mar.
Crecimos con esa ilusión,
nunca desapareció en nosostros esa visión,
estábamos formados para compartirnos,
aunque los dos fuésemos por distintos caminos.
Seguimos creciendo en cuerpo y espíritu,
fortaleciendo nuestros destinos,
que aunque dispares estos,
confluían como los
afluentes de un gran río.
Llegando el día del encuentro final,
jóvenes los dos, radiantes de felicidad,
nuestros afluentes convergieron en un río colosal,
esplendor de dos amantes sin ponerle a esto un final.
Recuerdo un día de playa , de olas,
un día caluroso, jugando con castillos de arena,
recuerdo el día que te ví, el día que te amé,
un día de playa, un día de olas,
un día a la orilla del mar.
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