viernes, 29 de octubre de 2010

Sueños


Me tiene cautivo la soledad
que en amarga espera me solivianta,
tentándome en mis sentimientos profundos,
estallando en lágrimas de desamparo
por el olvido en si mismo...
que ya ni tu nombre recuerdo
cada vez que tu efigie se me presenta.

Siendo una pena,
pues mi ropa sigue oliendo a ti,
aunque tu ausencia no haya impedido
que el frescor de la primavera
impregnara de diferentes esencias...
tu piel y mis sueños de inocencias.

Inocencias y sueños,
muchas quimeras para un espacio corto,
tan corto y raudo en el tiempo
que apenas se prendó mi retina de tu figura,
ni el trinar de las alondras
que en dulce y suave melodía
me avisaban de tu llegada a mediodía.

Pero en el fondo de este ser
late un corazón enamorado todavía,
avisándome con su latir;
que existes en realidad
en algún lugar de esta dimensión
mezcla de objetividad y fantasía.

Puede que te halles más allá del mar
que ni el horizonte puedo atisbar,
o puede que en el interior de mis sueños...
donde ahí si te puedo esperar.

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