A la sombra de crucifijos,
bajo amenazas de pandemias mentales,
a la sombra del espíritu,
esclavas como brujas,
brujas como esclavas,
quemadas en hogueras
de vanidades y cegueras.
Satanás estaba de moda,
todo penitencias,
a fuerza de flagelos y martirios
sacaban pseudo posesiones,
a golpes de delirios.
¡Ay! cuanta ceguera,
cuantos inocentes mandaban
a las calientes hogueras,
como pucheros de cochinos,
relamiéndose las barbas,
el Inquisidor de oficio.
Aquelarres en Luna Llena,
danzarinas en Luna Nueva,
todo era inocencia,
fervor a la madre Tierra,
alabanzas a sus bondades,
curanderas de humanas debilidades.
¡Ay! cuanto se ha perdido,
cuanta sabiduría,
que de alquimias y hechizos,
de pócimas y conjuros,
¡ay! cuanto pergamino perdido.
Satanás si estaba presente,
el diablo se regocijaba en su vientre,
paletos sabelotodo le adoraban
como a un Dios viviente.
Bajo el fuego y la cruz,
se cometieron verdaderas atrocidades,
bajo la sangre derramada,
la sangre de los justos
tomados por injustos,
bajo torturas y flagelos
se perdieron buenos y grandes secretos.
¿Clamarán venganza los desterrados?.
¿Pedirán la sangre derramada?.
¿Gritarán al unísono?;
¡justicia para los quemados!
¡justicia para los injustamente condenados!
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