lunes, 4 de enero de 2010
Orfanatos
Orfanatos enrejados
de olor a pestilente ocre,
hierro a conciencia forjados
reteniendo a palos
conciencias menudas,
ojos perturbados, decaídos.
Mugrientas caritas
de harapos vestidos,
manos en actitud de súplica;
¡sacadnos de aquí vosotros los mayores!,
nuestros progenitores nos abandonaron
a la suerte de los que nos gobiernan
en ésta cárcel de odios y galernas.
No hay dinero que llegue de nadie
porque nadie sabe que existen,
pasando como fantasmas vivos
no mueven conciencias de los no-muertos.
Del gobierno nada llega
sólo unos pocos voluntariosos
y sobre todo las iglesias;
de distintas confesiones
para ganarse los favores,
los honores de lo más alto.....
lo más alto de sus tacones.
Ojos saltones,
risas melladas
por las rabias solitarias,
juegan a ser mayores;
mal oficio el que escogen,
pues ni puto caso que les hacen.
Todavía existen en muchos países
guaridas de pobres mendigos,
(que no orfanatos de prestigio)
dónde el hacendado rico
por unas migajas,
por unas perrillas,
acallan sus conciencias por una noche,
aunque se lleven como lastre
las miradas de estos ángeles, hoy,
mañana podrían ser;
oscuros aliados de las sombras
y rancios recaudadores
de bondades insatisfechas
Repugnante me resulta plasmar
el tema en este poema,
pero mi conciencia y mi Musa
me exigen luz para despertar conciencias,
aunque ese despertar signifique;
que muchos mueran
olvidados en el infierno de sus celdas
atrapados vivos en materia,
pero condenando al aislamiento...
sus almas en pena llenas de rabia.
¡No acallemos sus gritos!
¡Que se oigan en toda la tierra!
Para eso somos poetas,
para ser la voz de los sin voz
y el grito de sus conciencias.
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Jamas dejes que tu pluma deje de ver a los de abajo.
ResponderEliminarAplausos, aplausos, aplausos...
Un fuerte abrazo.