miércoles, 30 de septiembre de 2009

El Vividor (basado en hechos reales)



Lágrimas saladas corren por mis mejillas,
como torrentes desembocando en cascadas,
lágrimas amargas y desdichadas,
recuerdos de vivencias marcadas.


Mensajeras del alma, remordimientos de conciencia,
por no hacer las cosas de buena gana,
me veo abandonado y con insolvencia.
Por mi mala fama de vividor y perdido,
me veo en una situación delicada,
por cantamañanas, me veo sólo y dolido.


Esposa tengo, hijos también,
buen trabajo y bién remunerado,
osea más bién era un rico hacendado.
Amantes no me faltaron,
ni juegos, ni vicios de toda índole,
el dinero fué menguando por momentos,
pero mientras, todos disfrutaban de mis sustentos.


Despido forzoso del trabajo,
amigos y colegas encontraron otros deudos,
ni fama ni fortuna percibí,
esposa e hijos perdí,
por mi mala conducta, eso recibí.


Y aquí me veo mendigando mi sustento,
en la cola de un albergue o convento,
contando mi vida a quien me quiera escuchar,
dando consejos a los que me quieran parar,
jurándome a mi mismo no volver a desvariar.


Lágrimas amargas corren por mis mejillas,
lágrimas saladas, solitarias y perdidas,
agua bendita que mi corazón rehabilita,
restos de una vida baldía y marchita.

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