martes, 10 de noviembre de 2009

¡Gritos!



Canto siniestro al olvido eterno,
que en paroxismos de demencia,
es cruel letanía para el sufriente,
castigo para el desgraciado.

Melancólicos gritos de ausencia
llaman a mi vida pasada,
antes que a las Parcas
se les ocurran cortar el hilo,
o dejar mi razón pendiente
al filo de un cuchillo.

Vida presa, cadena perpétua,
dentro de un organismo celular
sin posibilidad de escape
ni reducción de condena,
estando atado con fuerza
a mi humana cadena.

¡Gritos a los vientos!


¡Gritos a los mismos lamentos!

Sintiendo la sangre bullir
por mis huecos,
queriendo escapar
por capilares y recovecos,
pintando de rojo
un panorama siniestro.

¡Gritos a la oscuridad!

Que me tiene acongojado,
preso de mis paranoias,
locura de un poseso
llorando el alma
lágrimas de azufre,
como en el mismo infierno.


¡Gritos mudos!

Escapando de mis pulmones,
como aire viciado,
traspasando vibraciones,
deshinchando mi vientre
de porquería viscosa,
como medusas amorfas
diseccionando mis entrañas.


Gritos que el eco de la noche acalla,
convirtiéndose en lamentos y susurros
de un alma atormentada
por manos de taxidermistas,
disecada.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario