viernes, 15 de octubre de 2010

No profanéis el sueño de los muertos


¡Dejad tranquilos sus huesos!.

¡No profanéis sus tranquilos sueños!.

Poco les ha quedado de sus ensueños
de sus proyectos de futuro
de sus vistosas carnes
de sus apetitos sexuales.

Dejad que sus ancestros les reclamen
con un réquiem profano
pues más creían en lo mundano
que en la evolución del ser humano.

No despertéis sus furias internas
ni a sus harpías brujas,
os absorberían hasta el tuétano de vuestros presentes
y las energías de futuros siniestros.

Vivieron como reyes de lo impúdico
bien, que duerman sus conciencias
transmutando sus inconciencias
en su purgatorio límbico.

Careciendo de toda afectividad por lo débil
la ignorancia y la mendicidad,
pueden pasarse unas centurias
pidiendo a gritos por su libertad.

¡No!

dejad que duerman y sueñen
que bailen sus restos con el aullar de los lobos,
dejad que la luna les amamante
como una madre severa pero con dulce semblante.

No les atormentéis intentando robarles sus pertenencias
pues apegados está a ellas,
suspirando por no poder tocarlas
pueden causaros trastornos psíquicos
desde el plano intermedio donde moran sus almas.

Sed indulgentes con sus lápidas;
es lo único de valor que les queda
el poco rincón que les dejan.......
pero sin epitafio, sin una canción amiga
ni un te quiero de despedida.

Sólo son restos de calcio
que se desmoronan a la menor sacudida.



PD.

Parece una moda el profanar los camposantos
y robar lo que a los enterrados les pertenece,
de ahí este poema.

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