viernes, 8 de abril de 2011

Los últimos momentos con ella


Últimos toques de tambores presenciaba
últimos toques de aviso en agonía lenta,
en cruel batalla dejando que las rabias
consumieran mi espíritu, y los celos mi alma.

Era el último desfile de cofradías
que contigo admiraba,
más el incienso que como humo
llenaba mi corazón de futuros inciertos,
y los cirios... enormes, como gigantes de Poseidón,
amenazaban la poca luz que de la calle emanaba.

Los recuerdos que reinaban misteriosamente
estaban perdiendo a favor de los olvidos futuros,
desterrados para siempre, guardados en el microcosmos
de mis sentimientos, haciéndose cada vez más enorme...
El agujero negro donde perdería hasta tu nombre.

Las paredes de mi estómago se estrechaban
amenazadoramente,
mordiendo mis jugos,
manos invisibles tiraban de mis nervios
como tocando un arpa en tonalidad alta,
carcomiendo mis entrañas,
todo...
Por no cogerte y atar en cadenas tu mano
a la mía, en señal de protesta por tu partida.

Fueron los tambores de mi muerte en plena vida
fueron el silicio de una expiación que no comprendía,
fueron las tentaciones más perversas de un Mefistófeles
queriendo mi firma de felicidad,
a cambio de remordimientos sin sentido para ella.

¡Y el Averno se apoderó de mí!.

Pesadillas surreales mezcladas con sintómas paranoicos
hicieron mella en mi mente trastocada,
las oscuridad se coló por la puerta trasera de mi alma
y la culpa mordió la carnaza que se le echaba,
las furias se apoderaron de mi cobardía,
las harpías ensordecieron mi conciencia,
y los fantasmas del pasado se hicieron presentes...
Dejando mi voluntad en asquerosa y lúgubre apatía.

Fueron tres años de guerra sin cuartel
entre mis dos yoes,
fueron tres años de infierno en planos inferiores
donde vives encadenado a tu subconsciente...
Tomando posesión intrínseca de tu mente.

La última semana santa con ella;
más bien fue la tormenta
que desató el diluvio de mis desdichas,
el aguacero que borró mis ilusiones de futuro,
y la ventisca que se llevó mi alma...
Al inframundo de las eternas melancolías.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho este poema Sergio,
    y me apetece regalarte una réplica.


    Ahí va...espero que sea de tu agrado.
    Besos y estrellas paar tu precioso poema.


    L ágrimas de hondo amor, junto a los últimos momentos de ella...

    O jos lagrimosos en un andar hundido, van atravesando todo mi pecho.

    S ensanción de ahogo, su último toque queda en una agonia lenta.


    U no mi mano con la suya, y mis sentimientos no serán al olvido.

    L as eternas melancolías reaparecerán, dentro de mis entrañas.

    T iraré de mis nervios en las paredes de la regocijada tormenta.

    I nquietud por el adiós, y mi alma gime en un desgarrador suspiro.

    M eses...convertidos en tres años de vejez, apoderándose de mi alma.

    O quienes me despertarán del letargo decir...en imagen retrospectiva.

    S ería un sueño del pasado, o tal vez un peregrinaje involuntario.


    M i última semana santa con ella, borró mis ilusiones en pesadillas.

    O lvidarte, sería el diluvio de una tormenta de inframundos.

    M ás en mi conciencia, la quise dejar libre al albedrío del viento.

    E ste tiempo pasado, dejé en las estrellas tu nombre en argumento.

    N ecesitaba desahogarme de un agujero que se hace demasiado enorme.

    T embloroso por la ventisca que llegan a mis ojos,y no quiero que me vean.

    O dame la mano, donde guardaré todos mis recuerdos...para escribir mis versos.

    S e clavaron en el crucifijo de la tierra posada... con mis dos yoes.


    D ejando mi voluntad, a los gigantes del Poseidón,disponiendo del dar de mis manos.

    E lla y yo, en los últimos momentos de manos atadas en cadena, y el prófugo ramo.


    E stando en un momento de expiación y retumbando mi cabeza.

    L a despedida me dejó en el lecho de mi muerte...estando en vida.

    L lamas de fuego a mi alrededor, a cambio de su pecho lleno de amor.

    A sí fueron los últimos momentos... y los fantasmas colándose por mi ventana.

    Te adoro

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