sábado, 7 de noviembre de 2009

Cuando la furia te atrapa


Un día cualquiera,
un día normal,
el astro rey luce como siempre,
nada aparenta anormalidad.

Pero las furias están presas,
la sangre hierve,
la adrenalina se desborda,
la furia aparece,
la razón queda aparcada.

La oscura conciencia se frota las manos,
este ya es mío, esta descontrolado,
hará lo que le diga
para perdición suya y de sus hermanos.

Sus ojos se vuelven rojizos,
los capilares, algunos revientan,
dispuesto esta para la confrontación,
en pura demencia se convierte la razón.

Un día cualquiera,
un ser humano cualquiera,
atrapado en su vorágine existencial,
en su stress emocional.

Y la furia se desata,
todo se vuelve obnubilado,
ya nada controla,
su ser se halla a la deriva
de una mar embravecida,
se acerca la tormenta,
aúllan los vientos de Eolo,
y rayos de Atenea se clavan como dardos.

Y es entonces cuando se desatan las pasiones,
se maltrata psíquica y físicamente,
peleas en el trabajo,
en la calle,
en el auto,
insultos a borbotones.

Y las furias campan felices,
otro más en sus garras,
arpías del submundo interno
toman en posesión
a este pobre ser humano.

No tienes salida,
a menos que la claridad cristalina,
descampe la oscuridad furiosa,
a menos que la razón tome posesión
y controle la situación.

Un día cualquiera,
en la vida de un ser humano cualquiera
te esperan las furias,
no te distraigas,
ni las mires siquiera.

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