lunes, 11 de enero de 2010

La quiero, por eso espero (dedicado a M.Carmen)


¿Qué valgo en mi estimación
si lo tengo todo prohibido
en cuanto amor se refiere,
si ni tan siquiera verte en esta encarnación?.

Como humano tengo necesidades
de compañía que me valore,
que me sospese en mi alquimia
dando un aprobado o un suspenso
a mi valía.

El infortunio se ceba en mí,
pues en medio siglo solo atisbo el cariño
en la distancia de lo prohibido,
leguas de mar en medio
miles de kilómetros por el cielo.

Yo siento que puedo amar
como los demás hermanos,
tengo corazón y un alma
faltos de amor terrenal,
la nostalgia ya no me sirve
mis recuerdos se los llevó el viento,
siendo la distancia la que me vuelve a separar.

Pudiera ser que tuviese a bien reparar
algún desaguisado en una vida anterior
porque difícil se me presenta el amor,
siendo el eco absoluto el retorno
de mis gritos y reclamos
ante un horizonte que parece eterno.

Aunque no ceje en mi empeño
y me convierta en vino añejo,
la seguiré llamando con mis ojos,
con mi garganta, con mis llantos,
que aunque prohibido me lo tengan
no delegaré mi cometido
y más bien, lo seguiré intentando.

Queriéndola como la quiero
puedo seguir esperando hasta el infinito,
el tiempo es sagrado y no está delimitado,
siendo el amor la ecuación máxima
del verbo manifestado.

2 comentarios:

  1. Llenaste de ternura profunda estos versos.
    Muy bonitos, definitivamente.

    Un fuerte abrazo para ti.

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