La conocí tocando el arpa
en noche de luna llena,
a orillas del mar, sentada en la fina arena,
vestido blanco y rubia melena
entrelazada en la madera,
lindos arpegios salían de sus manos,
melodías vibrantes, cabalgaban unas con otras,
en verdadero arte.
Fijos sus ojos destellantes,
como estrellas parpadeantes
cuando de repente los cerraba,
más fuerte el arpa sonaba
calmando las olas del mar
que se volvían en pompas blanquecinas,
formando un todo universal
en perfecta y clara armonía,
todo lo que le rodeaba se unía
en constante melodía.
Desde mi terracita veía todo el espectáculo,
todas las noches,
en el mismo sitio, la misma luna,
el mismo mar, idéntica melodía,
hasta que alzando sus ojos me vio y todo cambió,
impuso más fuerza a sus dedos
cambiando de adagios a allegrettos,
el mar embravecía, las olas aumentaban
y hasta las gaviotas chillaban.
Oscuras nubes tapaban la dorada luna,
el viento arreciaba,
remolinos de arena se esparcían,
y ella........... ella resplandecía,
efluvios que de su cuerpo emanaban
y al mío excitaban.
Ya no oía ni el mar ni las gaviotas,
sólo su arpa y su música,
sólo ella yo y el universo
que mi mente vislumbraba.
En el cenit del esplendor,
llegando al clímax espiritual,
clavando sus ojos en los míos,
sentí su amor,
jamás ni en mis sueños
había sentido nada igual,
su visión me traspasaba,
su amor me hacía levitar,
pareciendo un serafín místico,
un ser adimensional.
en noche de luna llena,
a orillas del mar, sentada en la fina arena,
vestido blanco y rubia melena
entrelazada en la madera,
lindos arpegios salían de sus manos,
melodías vibrantes, cabalgaban unas con otras,
en verdadero arte.
Fijos sus ojos destellantes,
como estrellas parpadeantes
cuando de repente los cerraba,
más fuerte el arpa sonaba
calmando las olas del mar
que se volvían en pompas blanquecinas,
formando un todo universal
en perfecta y clara armonía,
todo lo que le rodeaba se unía
en constante melodía.
Desde mi terracita veía todo el espectáculo,
todas las noches,
en el mismo sitio, la misma luna,
el mismo mar, idéntica melodía,
hasta que alzando sus ojos me vio y todo cambió,
impuso más fuerza a sus dedos
cambiando de adagios a allegrettos,
el mar embravecía, las olas aumentaban
y hasta las gaviotas chillaban.
Oscuras nubes tapaban la dorada luna,
el viento arreciaba,
remolinos de arena se esparcían,
y ella........... ella resplandecía,
efluvios que de su cuerpo emanaban
y al mío excitaban.
Ya no oía ni el mar ni las gaviotas,
sólo su arpa y su música,
sólo ella yo y el universo
que mi mente vislumbraba.
En el cenit del esplendor,
llegando al clímax espiritual,
clavando sus ojos en los míos,
sentí su amor,
jamás ni en mis sueños
había sentido nada igual,
su visión me traspasaba,
su amor me hacía levitar,
pareciendo un serafín místico,
un ser adimensional.
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