viernes, 16 de octubre de 2009

Pequeña historia de un caminante



Cansado estoy de deambular,
mochila a la espalda y botas de montaña,
mi corazón se arruga de tanto pulular
y la vida se convierte en astío cada mañana.


Sueño con una existencia provechosa
no con el ir y venir, de acá para allá,
como alma en pena arrastrando sus cadenas,
esperando echar ancla y plantar mis semillas.


Mucho he visto y recorrido en este mundo
creencias diferentes, razas diferentes,
politicas, enseñanzas y culturas divergentes,
pero el ser humano era el mismo de siempre,
sordo, ciego y mudo a los dolores de los sufrientes.


He dormido con la gente, comido con ellos,
he compartido sus problemas, sus risas y penas,
orando y meditando con sus creencias,
pidiendo a los Dioses por sus males y dolencias.


Me he maravillado con la naturaleza
con toda su magnificencia y grandeza,
y he comprendido el inmenso poder de la Creación,
vislumbrando como Darwin su evolución.


Deambulando sigo por este mundo
hasta que mis pies cansados me dejen mudo,
conociendo lugares y sus gentes,
deambulando sigo, por cualquier lugar del mundo.

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