
Como ojo de huracán
se engulle mis sentires
dejando en precipicio mis delirios
como si fueran flores de lirios.
Una vorágine mental,
una elíptica sideral,
un zumbido en éxtasis
y dejo en el olvido al yo;
al más apegado y mundano,
a este humilde ciudadano.
Máscara de carnaval
en cada ocasión providencial,
cara de hojalata
impuesta por condicionamientos,
¡ a cuadros tengo mis sentimientos !.
No sé, de donde vengo
y menos a donde me dirigiré,
pero permanezco en el corral
como las demás gallináceas,
listas para poner el cuello en un pozal.
Y así se nos lleve un ciclón rabioso
o nos escupa una tormenta mental,
seguimos con nuestras máscaras
y nuestro contínuo cacarear,
dignos de los mejores huevos
¡ que no sé quién !
nos los pueda quitar.
Allá aparecen cabezas sonrientes,
en otro lugar picos y ojos sangrantes,
y los que quedan.....
nada han visto
nada se preguntan
sólo siguen cacareando y comiendo,
sólo siguen existiendo.
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