martes, 20 de octubre de 2009

Mi caja de Pandora



Se ha roto mi intimidad?.


Pensamientos a tropel
derriban mis murallas,
acaudillados por engaños,
por mentiras,
buenos generales para la melancolía.

¡Dije basta, de recuerdos!.

Pero ni las sonatas ni sinfonías
hacían hueco en mi cerebro,
afluyendo mis sentimientos
con alaridos trompeteros.

Volvióse abrir la caja de Pandora,
bien guardada en mi alma,
al menos eso creía,
que había encerrado en ella
mi interminable agonía.

El éter empezó a distorsionarse,
tu cara aparecía por todas partes,
no había donde esconderse.

¿Para que lamentarse y quejarse?.

Allí estabas,
sonriente,
maliciosa,
engreida.

Producto sólo de mi inconsciente,
no eras realidad,
solo apariencia sin textura,
sólo un producto diáfano
de mi imaginación.

Con el tiempo,
volvería a meter mis recuerdos
en su caja de Pandora,
dónde guardaba mis furias,
mis tempestuosas rabias,
mis melancólicos recuerdos.

¡ Y porqué no!.

Nuestros buenos momentos,
nuestros anhelos,
los planes de futuro
hipotecados por nuestro amor mutuo.

Todo lo guardé en la caja,
quedando sepultada
sin peligro de nueva escapada.

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