viernes, 13 de noviembre de 2009

Alucinaciones



Intentado pasar inadvertido
en medio de gentes mancilladas,
refugiándome en oquedades
de lo más oscuro de mi mente,
pasando sin ser reconocido,
diáfano ente la oscuridad,
inmóvil en mi ser consciente.

Disfrazado de ser inerte,
sin reconocerme en el reflejo de un espejo,
ni un susurro que mueva el viento,
ni un quejido ni lamento oído
como un géiser explosionando
de mi cavernosa garganta.

Antes me derrito
en mi propia lava interna,
que me encadenen demasiado tiempo
las negras Parcas,
al destino de mi marchitado cuerpo.

Lucho por no perder la razón
no terminando como ellos,
(los sin nombre)
sin parar de caminar,
en círculos concéntricos,
balbuceando vocablos sin sentido,
una y otra vez,
sin escape mental,
siendo subyugados
por el subconsciente inframundo,
donde almas como cascarones
son sus principales ejecutores.

Parece el Purgatorio de Dante,
clamando todos al cielo
con la manos levantadas...
su arrepentimiento.

Nostálgicos de otros lugares,
de vidas sin contratiempos,
que ahora sufrían su castigo
por no dar nunca, la mano a un amigo,
encogidos tras sus máscaras,
parecían témpanos helados,
sin gestos ni ademanes,
ninguna expresión en sus miradas,
vacíos por dentro... olvidados.

Y yo, en medio de aquellos seres,
uno más entre tantos suplicantes,
sintiendo también mis nostalgias
de mejores años,
de tiempos más felices y luminosos,
intentando comprender
en lo profundo de mi mente,
en mi interior abismal,
la lección que tenía que aprender...
para salir de aquel purgatorio mental.







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