sábado, 14 de noviembre de 2009

Dulce melancolía



Dulce melancolía
con cara de mendiga agonía,
vienes a perderme en laberintos
con tus estrafalarios harapos,
en guturales quejidos y lamentos.

Dulce como la ambrosía
perversa como la cicuta,
con cara tornasolada de Venus
triste semblante,
falacia, tu parloteo constante.

No engañas con tus premisas
no existe razonamiento contigo,
la lógica tuya espanta
pues del averno suben
las insensateces que inventas
no conociendo otras suertes.

Pena siento por tu eterna condena
carroñera de mentes volubles,
complacientes éstos
hasta la mansedumbre,
desesperados en suicidios inmaduros,
¡pobres diablos!,
no saben el tormento de tu herrumbre.

Te frotas las sienes satisfecha,
¡pajarraca de mal agüero!,
híbrido entre la felicidad
y la decadencia mortal,
a medio camino entre el purgatorio
y el infierno de Dante,
sinónimo eres.........de un triste oratorio.

Dulce y podrida de alma
deja de tirar tanto de los hilos,
que puede que algún día
aparezca tu contrincante,
mandándote emparedar
en el caparazón de los mismos efectos.......
de tus causas creadas.

Siendo presa
de tus mismas lapas de pensamiento,
adheridas a tus siervos por milenios;
¡no gritarán tu nombre!,
¡no tendrán piedad!,
¡no habrá consuelo ni paz!.

En la eternidad de los olvidos
se oirá tu nombre;
dulce veneno............
que intoxicaba al hombre.

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