jueves, 1 de octubre de 2009

El influjo de la Luna



Hemos tenido a la Luna como testigo
con mil devaneos y nuestro destino,
su luz dorada nos ha acompañado como un fiel amigo
sabedora de nuestros secretos con buen tino.

Mil veces hemos jugando entre las sombras y su luz,
mil besos nos dimos al amparo de su manto
secretos inconfesables de tanto en tanto
amor que nos profesamos bajo su dorada luz.

Recuerdo de mis dedos rozando tus cabellos largos
y oliendo tu perfume a sublimes nardos,
tus ojos como dos soles luminosos
tu boca con sabor a maduros mangos.

¿Que transformación operaba la Luna en nosotros?
como posesos por un éxtasis extraño y sensual,
rodábamos el uno sobre el otro en consumación sexual
rendidos y felices, sin importar que nos mirasen otros.

Así una y otra vez bajo su influjo maternal
nos amamos y eterno amor nos juramos,
unidos bajo el manto de su luz otoñal
nos mirábamos emocionados y enamorados.

Vestida con sus rayos dorados,
se reía como una posesa al vernos abrazados
el influjo era más certero
cuantas más veces te decía ........te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario