miércoles, 11 de noviembre de 2009

¡Muérete, bruja!



Déjame esculpido en el mármol
con el mismo frío de tu aliento,
junto a la novena puerta del infierno,
para que me recoja el barquero.

Graba a fuego un mal epitafio
al igual que tu oscuro corazón,
mil mentiras puedes contar
como hechicera que eres,
todos se lo creerán, con o sin razón.

Luego prepara una misa de réquiem,
no por mi salvación de la cordura,
si no para tu penar, en esta andadura,
acaparadora de melancolías,
destructora de luces y dichas.

Yo cruzaré el río de las almas
y me presentaré en la morada de Hades,
con la frente muy alta y mi templanza,
sin perder la gran esperanza
de verte encadenada de tus acciones......
en el peso de la balanza.

Retira pues, tu aliento de mi mortuorio,
no cabes entre la gente sencilla,
¡vete!, hechicera de los infiernos,
¡vete!, con tus fantasmas a otra parte,
donde la siega de tus maldades
te sea provechosa....
no te faltarán oportunidades.

Pero antes, llévate tu mortífero veneno
y tus lascivas miradas de seductora,
acuna tus palabras hirientes...
como flechas ardientes.

Y ....¡muérete!,
con la vorágine de tus deseos,
quedando subyugada....
por tus mismos pensamientos,
y poseída por tus internos sentimientos.

¡Yo te invoco!,
dama de la noche...
a dejar estos parajes...
presa las gentes de tus pillajes,
absorbe las almas en otra parte.

Mejor en el desierto de tu mente...
y en la aridez de tu subconsciente.

¡vete pues!,
serpiente rastrera,
entra en el averno por la puerta trasera,
no tienes ningún derecho.....
que el barquero te lleve por la delantera.

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