domingo, 9 de enero de 2011
Encadenados
Encadenados sin remedio de los húmeros
por eslabones perdidos en lo invisible,
donde garras oscuras y traviesas te sostienen
ensangrentando tus pieles desde lo insondable.
Quieres marchar, morir, defenestrarte,
abandonar todo principio carnal y mundano
que te sostiene en lamentos una y otra vez
escapando de los barrotes del tormento espartano.
Pero estás atrapado por miles de espirales cíclicas
que vuelven a machacarte tus procesos de independencia,
de libertad póstuma al dejar este disfraz decadente
quedando inerte, sin decisiones ni videntes corazonadas.
Eres un simple número entre millones de tú especie
saboreando las mismas mieles de los infiernos de Dante,
un rey destronado sin linaje de sucesión ni alternancia,
reducido quedas;
a una mota de polución biológica entre humaredas,
un poltergeist ruidoso en furia y demencias.
¡Y te creías un ser humano único!.
Mientras suenen las campanas de medianoche
al alba y después del crepúsculo,
mientras permanezcas en oídos pobres, cuasi latentes,
¡mientras te creas un endiosado con derechos!,
jamás cortarás las cadenas y dejarás de lado las espirales...
Solo serás un lobo solitario en busca de los porqués.
Un eslabón más, de la inmensa cadena de enajenados,
encadenados a las pieles de sus homónimos
sin distinción apenas...
Solo unos matices de color en tus pupìlas.
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