miércoles, 30 de septiembre de 2009

Despertando a la vida



Viniste hacia un corazón hibernado,
envuelto en densas brumas, perdido en su isla,
despertaste el amor dormido, truncado por la fatiga,
y saboreaste las mieles del despertar a la vida,
pasión bella y desbordante que en tus brazos estalla,
amor que solo con tu mirada, mi pecho queda henchido.

Sabías de mi existir solitario,
como un Robinsón perdido en el horizonte,
naufragando en las olas de la vida,
y buscando tú amor perdido, me encontraste,
salvando la marea brava.

Tú mitigaste mi soledad quebrada,
diste vida a mi corazón extenuado y dormido,
¡que sensaciones Tan bellas despiertas en mi!
que hasta mi espíritu vibra y sale de mi cuerpo,
buscando refugio como un niño en tú pecho.

Te doy mi gratitud y la vida entera,
por haber despertado al durmiente,
al solitario ser en su isla desierta,
que vivía sólo sin sentir,
soñando sólo con morir.

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