¡Ay pobre de mi!
que por mendrugo y tarugo, me veo en esta situación,
que ni escuche a mi conciencia
ni tan siquiera lo que me dictaba la razón.
Que he perdido la fe en mí
y mendigando me encuentro,
los valores que tenía y que perdí
y que por infame y calumniador
en esta situación me encuentro.
Nunca he sabido dar las gracias
por los bienes recibidos,
nunca he reconocido la mano tendida
que me ayudaba a tener mi mesa bien servida,
que nunca hube menester mendigar la comida.
¡Cuánto hicieron por mi familia!,
mis amigos, en definitiva , todos mis allegados,
y que mal pagué mis deudas y mi osadía,
de creerme digno de tales honores y favores
creyéndome acreedor de tantos bienes dados.
Arrepentido estoy, y las entrañas me corroen,
arrebatado el corazón tengo por oscuras intenciones,
sólo me encuentro y con muy malas tentaciones,
que hasta el mismo diablo le doy lástima
dirigiendo su mirada a otra perdida alma.
Desdichado soy, sí, pero con reparación,
me propongo con la armadura del coraje y
la voz de la razón,
escuchar más a mi conciencia y mi corazón,
esperando reparar tanta injusticia cometida,
en pos del honor, mi buen nombre y la fe perdida.
que por mendrugo y tarugo, me veo en esta situación,
que ni escuche a mi conciencia
ni tan siquiera lo que me dictaba la razón.
Que he perdido la fe en mí
y mendigando me encuentro,
los valores que tenía y que perdí
y que por infame y calumniador
en esta situación me encuentro.
Nunca he sabido dar las gracias
por los bienes recibidos,
nunca he reconocido la mano tendida
que me ayudaba a tener mi mesa bien servida,
que nunca hube menester mendigar la comida.
¡Cuánto hicieron por mi familia!,
mis amigos, en definitiva , todos mis allegados,
y que mal pagué mis deudas y mi osadía,
de creerme digno de tales honores y favores
creyéndome acreedor de tantos bienes dados.
Arrepentido estoy, y las entrañas me corroen,
arrebatado el corazón tengo por oscuras intenciones,
sólo me encuentro y con muy malas tentaciones,
que hasta el mismo diablo le doy lástima
dirigiendo su mirada a otra perdida alma.
Desdichado soy, sí, pero con reparación,
me propongo con la armadura del coraje y
la voz de la razón,
escuchar más a mi conciencia y mi corazón,
esperando reparar tanta injusticia cometida,
en pos del honor, mi buen nombre y la fe perdida.
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