Solo el tiempo redimirá las espinas mentales
dejando las huellas que marcaron tus abrazos mortales,
siendo estos, los que me hicieron descender al reino de Hades
acompañando a los impíos y criminales.
Tus besos llenos de ponzoña sacudían mis ideales
tus pieles hacían lividecer mis luminosidades
y tus sonrisas, ¡ay!, tus sonrisas eran cantos infernales,
haciendo palidecer a las más rameras deidades.
El tiempo borrará las secuencias de esta crónica de maldades
palideciendo los tonos grises de mi aura en los astrales,
vomitando el ectoplasma que me dejas en mis interiores
cuando tu espíritu se adueña sin permiso de mis penosas facultades.
¡Recapacita y mírate!, mujer de durezas y opacidades
ya no soy tu siervo, nadie lo és, en esos lugares,
regenérate y vive fuera de la dimensión de egoismos y ruindades...
Es hora de partir para otros universos más lumínicos
es tiempo de dejar atrás los abismos purgatoriales.
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