con las uñas arrancadas de cuajo
y la esquizofrenia adornada de espinas en primavera
cuando todo florece entre el espanto y la quimera.
Cuánta saliva desgastada en mármol y oro
vocablos sin ningún elogio para los descreídos
salvas por la gloria de unos cuantos posesos
invocando lo pagano a un becerro amargado y oscuro.
Nada más estúpido, que comerse la hiel con miel
que las palomas castas y puras defequen en las invocaciones
ennegreciendo aún más, los mantos púrpura de los endiosados
al calor de miles de sudorosos cuerpos pirados.
Risas, llantos, atronadores rugidos entre el barro y el fuego
animales, bestias y humanos... todos unidos
mientras se declaman versos y prosas espurias...
Mientras ondas sísmicas desatan las harpías y las furias.
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