martes, 3 de noviembre de 2009

No lleves flores a mi tumba



No lleves flores a mi tumba,
en el plenilunio de mi muerte,
no las quiero sobre un mármol
que se marchiten con el frío.

Dámelas en vida, con su frescura,
mientras tenga la paz que ansío,
pues es la vida con su ternura
la que bendigo,
no su sepultura.

No quiero la soledad en mi ocaso
ni contar los días de un calendario,
quiero el bullicio de la gente
sus visitas y sus risas,
sus carnavaladas y chirigotas.

No me pongas epitafios rimbombantes,
solo unos bonitos versos vitales,
que declaren mi estilo de vida bohemia
libre e inconformista,
que disfrutaba del minuto de cada día.

Sabes que no le temo a la muerte,
es lo único cierto de esta puñetera vida,
por eso la recibiré con paz y sosiego
como al ser más apreciado,
como al mejor y más sincero amigo.

Por todo esto y más,
no lleves flores a mi tumba,
allí solo queda el traje gastado...
muy gastado de esta encarnación.


Reducido a polvo y cenizas,
lo que en su día fue...
un ser vivo, cautivo en este mundo
de riquezas y miserias....
de alegrías y tristezas.


No lleves flores a mi tumba,

dámelas en vida,

traen mejor suerte.

1 comentario:

  1. Soy un asiduo en tu blog, me encanta tu manera de componer, hoy con tu permiso cojo esta poesia para acompañar unas fotos mias, las puedes ver en:http://www.toniponsbarro.blogspot.com/
    Muchas gracias y un abrazo.

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