Deseo salir del lodazal impuesto,
del pozo sin fondo inmerso,
trasmutar la oscuridad
como la crisálida
en una bella luminosidad.
Deseo la evolución como cualquier mortal,
salir del fango de la Tierra,
pero sin la ayuda de un inmortal
no podré terminar esta penosa singladura.
No veo la corola final
del árbol de la vida,
todo es inmundicia
todo es patética veleidad,
inconformismo y su antagonismo
desmedida ambición,
todo es la nada...
nada sin razón.
¡ A tí, te digo !
Ángel, protector o carcelero,
cumplo mi destierro
con solemne resignación,
metamorfoseando a duras penas mi condición,
soltando lastre de pesadas cadenas,
sólo con mis purgatorios internos,
sólo con mis mermadas fuerzas.
No más jinetes amenazadores
que con su dedo te acusan,
no más fantasmas del pasado
que en el presente azotan.
Ni que en el declive de los dioses
estos se agarren como lapas
a indefensos mortales.
Que purguen sus calamidades
sus excesos y sus maldades,
que de sus moradas hicieron
un lugar para sus personales rencillas,
bacanales con ambrosías...
y demás lujurias consentidas.
¡ Vuestro ocaso llega presto!
no seré yo, quien pague por ello,
¡ aflojad los nudos gordianos!
¡ dejad en libertad al hombre!
y dadle la vuelta al caos
para que vuelva a lucir el Orbe.
Deseos naturales,
que apartar las tinieblas quieren,
deseos del alma,
que a versos de fuego y sangre
escupidos de mis entrañas,
que a los cuatro vientos...
proclama.
del pozo sin fondo inmerso,
trasmutar la oscuridad
como la crisálida
en una bella luminosidad.
Deseo la evolución como cualquier mortal,
salir del fango de la Tierra,
pero sin la ayuda de un inmortal
no podré terminar esta penosa singladura.
No veo la corola final
del árbol de la vida,
todo es inmundicia
todo es patética veleidad,
inconformismo y su antagonismo
desmedida ambición,
todo es la nada...
nada sin razón.
¡ A tí, te digo !
Ángel, protector o carcelero,
cumplo mi destierro
con solemne resignación,
metamorfoseando a duras penas mi condición,
soltando lastre de pesadas cadenas,
sólo con mis purgatorios internos,
sólo con mis mermadas fuerzas.
No más jinetes amenazadores
que con su dedo te acusan,
no más fantasmas del pasado
que en el presente azotan.
Ni que en el declive de los dioses
estos se agarren como lapas
a indefensos mortales.
Que purguen sus calamidades
sus excesos y sus maldades,
que de sus moradas hicieron
un lugar para sus personales rencillas,
bacanales con ambrosías...
y demás lujurias consentidas.
¡ Vuestro ocaso llega presto!
no seré yo, quien pague por ello,
¡ aflojad los nudos gordianos!
¡ dejad en libertad al hombre!
y dadle la vuelta al caos
para que vuelva a lucir el Orbe.
Deseos naturales,
que apartar las tinieblas quieren,
deseos del alma,
que a versos de fuego y sangre
escupidos de mis entrañas,
que a los cuatro vientos...
proclama.
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