lunes, 12 de octubre de 2009

Sentencia a una bruja en una Europa decadente



Historia de una curandera,
sabedora de mil remedios.
que al pueblo alivia sus sufrimientos,
con pócimas, hierbas y secretos.

Acausada de hechizos y sortilegios,
¡clama al cielo tamaña infamia!
del comendador y el inquisidor,
por hacerle presa de injurias falsas.

Clamor de gente inculta y analfabeta,
que no distingue verdades de falsedades,
que todo lo cree, hasta las mentiras graves,
cadalsos y hogueras no han de faltarles,
sombras de fanatismo que en dementes les convierten.

tiempos oscuros en una Europa decadente,
gobernada por tiranos indecentes,
donde el oro y las joyas priman,
a costa de la hambruna del pueblo,
y la religión sentencia al inocente.

Un mundo presa de paranoias,
donde la brujas eran quemadas por cultas,
donde se ensalzaban los que nada sabían,
y se humillaban a eruditos y profetas,
científicos y alquimistas.

Loca oscuridad que en el milenio habitabas,
época de la sin razón más absoluta,
el fuego y la misería fueron tu guía,
el pueblo llano lo pagó con su vida.
en guerras, enfermedades y mentiras.

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