Caminando con tus pies descalzos,
entre claveles rosas y blancos,
pisando la hierba fresca rociera,
con el sol despuntando en el alba mañanera.
Con vestido vaporoso, tu figura transparente,
recogiendo las flores a tu paso, con delicadeza,
saboreando las moras de la zarza,
esparciendo su esencia silvestre suavemente.
Y yo contemplándote extasiado,
tus andares, por el aire casi flotando,
con el viento arremolinando tu vestido.
¡¡viéndote!!, quedaba transportado y ensimismado.
Hermosa eres, en medio de la pradera,
comparable con las más lindas flores que recogiera,
la naturaleza te acoge como hija predilecta,
yo te amo como una ninfa perfecta.
Espíritu eres de la madre Tierra,
no hay mortal que te supere en belleza,
¡¡que más quisiera!!
recibir en sus brazos tanta delicadeza.
Oh! ninfa de los bosques profundos,
aunque vivamos separados en dos mundos,
ábreme la puerta de tu corazón dorado,
déjame entrar donde me está vedado.
entre claveles rosas y blancos,
pisando la hierba fresca rociera,
con el sol despuntando en el alba mañanera.
Con vestido vaporoso, tu figura transparente,
recogiendo las flores a tu paso, con delicadeza,
saboreando las moras de la zarza,
esparciendo su esencia silvestre suavemente.
Y yo contemplándote extasiado,
tus andares, por el aire casi flotando,
con el viento arremolinando tu vestido.
¡¡viéndote!!, quedaba transportado y ensimismado.
Hermosa eres, en medio de la pradera,
comparable con las más lindas flores que recogiera,
la naturaleza te acoge como hija predilecta,
yo te amo como una ninfa perfecta.
Espíritu eres de la madre Tierra,
no hay mortal que te supere en belleza,
¡¡que más quisiera!!
recibir en sus brazos tanta delicadeza.
Oh! ninfa de los bosques profundos,
aunque vivamos separados en dos mundos,
ábreme la puerta de tu corazón dorado,
déjame entrar donde me está vedado.
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