miércoles, 16 de diciembre de 2009
Metamorfosis en el inframundo
Si yo pudiera deshacer
la mala hiel dejada atrás,
si pudiera que los girasoles
no derramaran lágrimas sin cáscara
en vez de pepitas doradas,
no estaría escribiendo con mis ojos
en penumbra,
por la oscuridad demente
que habéis dejado impunemente.
Iría al mismo infierno para ser clemente
con vuestros desmanes demoníacos,
más adentro,
en el fondo abismal
que os separa de un ser normal;
igual a vosotros en nacimiento
pero con la inocencia de un niño,
no con la maldad de un tirano.
Se eclipsan vuestras mentes
cuando la evolución será pronta...
en nuestra especie.
Se catapultan vuestros estados anímicos
en demencias y mezquindades,
siendo usurpadas y extirpadas
vuestras energías áuricas
para comida de hambrientas criaturas
que como magos sin saberlo
hacéis aparecer, como ectoplasmas
degenerados y vengativos.
Lástima no poder saborear
las mieles del éxito entre vuestros hermanos,
¡cuánto bien se podría haber hecho!,
en vez de malgastar tiempo,
del que carecéis,
en humanizar más vuestra vida
y la del Planeta que os parió.
En el epílogo de vuestra dominación
ya no habrá marcha atrás,
al igual que las rameras de la peor calaña
se os tratará en los inframundos,
hasta que la herrumbre de vuestras conciencias
se diluya en el Leteo del Hades,
antes de una nueva encarnación.
Pero antes del tiempo transcurrido
los segundos no contarán en vuestro tiempo,
será una agonía eternamente larga
sin piedad,
no habrá clemencia,
no habrá reducción de condena.
El Averno abre sus puertas
el purgatorio os espera,
la expiación postrera
será vuestra salvación
que terminará con vuestras cadenas...
y sus condenas.
La metamorfosis llegará en su momento,
pasando de la oscuridad a la luminosidad,
un ciclo de vida se habrá completado.
El inframundo y sus avernos
será para otros condenados.
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EMU, qué profundida, con un cierre ideal.
ResponderEliminarqué mas Sergio, aquí visitándote.
un abrazo