Vacío y seco,
encuentro mi páramo interno,
no alcanzo la vista
en mi obnubilada conciencia,
ligero de equipaje
doy bandazos a diestro y siniestro,
como ahogándome en negra brea.
Los recuerdos y nostalgias
me tienen presa la existencia,
es el único escape que tengo
para no volver loca mi paciencia.
Ya no aguanto disertaciones,
ni lecciones del vivir,
no aguanto a los listillos
que no viendo sus narices,
me recomiendan lecciones
y futuros prometedores.
Refugiado en mis neuronas pensantes,
me sigo estrellando contra quimeras
producidas por relaciones simbióticas,
sin pedir permiso en el espacio-tiempo
que mi cerebro ordena.
¡No! ese no soy yo,
han tomado al asalto mis sueños,
han derribado mi fortaleza interna,
la oscuridad ha hecho presa
de mi corazón,
me tiene en su prisión,
todo esta gris,
todo es muerte a mi alrededor.
¡Que horror!,
todo es un campo de batalla,
sangriento,
lacerante,
como espinas de zarza
apretando las entrañas,
sin cuartel,
sin tregua,
sin pactos,
los dos yoes se insultan,
se pelean y matan,
volviendo a renacer.
Y todo vuelve a empezar
al siguiente amanecer.
Así como en el exterior
es el interior,
un campo de batalla,
entre lo inferior y lo superior,
entre vivir muriendo.........
o morir viviendo.
encuentro mi páramo interno,
no alcanzo la vista
en mi obnubilada conciencia,
ligero de equipaje
doy bandazos a diestro y siniestro,
como ahogándome en negra brea.
Los recuerdos y nostalgias
me tienen presa la existencia,
es el único escape que tengo
para no volver loca mi paciencia.
Ya no aguanto disertaciones,
ni lecciones del vivir,
no aguanto a los listillos
que no viendo sus narices,
me recomiendan lecciones
y futuros prometedores.
Refugiado en mis neuronas pensantes,
me sigo estrellando contra quimeras
producidas por relaciones simbióticas,
sin pedir permiso en el espacio-tiempo
que mi cerebro ordena.
¡No! ese no soy yo,
han tomado al asalto mis sueños,
han derribado mi fortaleza interna,
la oscuridad ha hecho presa
de mi corazón,
me tiene en su prisión,
todo esta gris,
todo es muerte a mi alrededor.
¡Que horror!,
todo es un campo de batalla,
sangriento,
lacerante,
como espinas de zarza
apretando las entrañas,
sin cuartel,
sin tregua,
sin pactos,
los dos yoes se insultan,
se pelean y matan,
volviendo a renacer.
Y todo vuelve a empezar
al siguiente amanecer.
Así como en el exterior
es el interior,
un campo de batalla,
entre lo inferior y lo superior,
entre vivir muriendo.........
o morir viviendo.
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