lunes, 28 de febrero de 2011

Los señores de las ilusiones


Conciencias andantes y parlantes,
marionetas de vuestros egos hostiles,
depredadores de lo impuro en amaneceres
siendo carroñeros ávidos de sangre y sus placeres.

Cabezas de herrumbre, cerebros de hojalata,
embelesados por falsos profetas de óxidos saberes
que ni los córvidos picotean vuestras carnes
por mucho que vuestras migajas confundan sus alas.

La brea sale a borbotones en los crepúsculos
convirtiéndose en alquitrán para el asfalto...
De vuestros corazones endurecidos.

Ávidos de pompas y circos ambulantes
sentados en tronos ficticios, en púlpitos atronadores,
con ropajes del vil metal dorado...robado con estulticia
a seres humanos...auténticos humanos en serie
de la gran cadena de peones haciendo de eslabones...
Todo por complacer a garrotazo limpio, a los señores de las ilusiones.

Pero, las máscaras se van disolviendo con vuestro azufre infernal,
los abismos de los caídos, abren sus fauces en locura demencial,
clamando venganza por los siglos de falsedad en vuestros quehaceres
incumpliendo los tiempos marcados en los renaceres de cada cual.

No habrá epitafios que os recuerden los ayeres...
en los desiertos calcinados de vuestras conciencias,
ni lápidas, ni mausoleos con adornos de seda y oro,
ni luces boreales de magníficos colores del espectro
alumbrando vuestros pesares como fantasmas...
Seréis simples vasallos de vuestras infamias.

Habéis tenido demasiado tiempo...el tiempo os sobraba en vuestras manos,
podrían haber sido vergeles vuestros desiertos internos
y valles florecientes vuestros páramos externos,
pero solo habéis creado arenas movedizas en extensiones inalcanzables...
Las mismas que tragarán vuestros cuerpos corruptos
con vuestras decrépitas acciones.

Se acallarán vuestros los lamentos
confundiéndose con los suyos,
las tempestades que creasteis;
se convertirán en brisas suaves
dando fruto a nuevas simientes.

La cosecha será espléndida
en los albores de un nuevo ciclo humano,
más justo e igualitario,
acallarán lo truenos sus algarabías
las espadas bajarán de las axilas
y la paz reinará en vuestro mundo de alquitrán...
volviendo las arenas a sus playas,
y las demás...
Serán nuevos relojes marcando el final de los tiempos
de los señores y sus ficticias ilusiones.

Solo seréis espejismos en los desiertos negros,
trapos traslúcidos, como espantapájaros en sus altares.

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