martes, 10 de noviembre de 2009

Deambulando van los fantasmas



Deambulando van los fantasmas,
deambulando por una transición no apetecida,
decepcionados,
como materias inertes,
turbados,
sin conciencia de dónde están,
ni lo que son en realidad.

Viviendo pesadillas de espanto,
en sus carnes se incrementa su estado,
la envidia por los vivos,
la avaricia por sus posesiones perdidas,
el escarnio por sus fechorías.

Sin lugar a dónde ir,
sin nadie a quien preguntar,
solos,
alimentándose como vampiros
de las energías de inocentes sensibles,
sólo oscuridad tenebrosa,
sólo la soledad acongojante y espantosa.

No aceptando su situación,
imposible la ayuda sin condición,
es imperioso un cambio de actitud,
para adaptarse a su nueva vida,
apartándose de los que aún llevan sus máscaras,
sus autoengaños,
sus coartadas justificadas.

Son los fanáticos religiosos,
los financieros y empresarios sin escrúpulos,
los guerreros de mil batallas
provocando la muerte a dentelladas,
son los asesinos por dinero
y los políticos corruptos.

Son todos aquellos que no muestran respeto
por el alma humana,
permitiendo la decadencia de su especie,
sin mover un ápice para remediar
tanto tormento.

Deambulando van los fantasmas del pasado,
del presente y posiblemente, del futuro,
deambulando sin que nadie les ayude,
no tienen alma, ni conciencia,
no tienen alegría por sus remordimientos,
sin amigos,
sin parientes,
sin lacayos.

Sólo la luz les puede salvar,
su sufrimiento puede terminar,
con buenos propósitos para enmendar
tanto desatino,
reparando con su karma todo mal cometido.

Aún se pueden salvar de la oscuridad,
y no deambular como fantasmas,
toda la eternidad.

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