viernes, 29 de julio de 2011

Necesito un día de amor carnal


A veces siento la fiera que llevo dentro
otras parezco un corderito manso
y las más de las veces...
me aborrezco por pensar
lo que tan siquiera he experimentado.

Puedo ser un volcán a punto de erupcionar
un géiser termal en constante ebullición
o una simple botella de cava burbujeante,
tres, por el precio de un día de amor desbordante.

Parezco un don Juan exultante
capaz de beber ríos de tinta en un poema aberrante,
dispuesto a palidecer delante de un tacón errante
o comer de los dedos de una matrona delirante.

Todo por un día de lujuria sin final
sacando mi monstruosidad de la opacidad,
un Dorian Gray rico y libertino
con un ferrari a la disposición de doña vulgaridad.

Ni un santo ni un diablillo cojo,
solo necesito experimentar lo no vivido
pudiendo irme al infierno tranquilo,
aunque no pase por un purgatorio...
Ni por el cielo como un engreído.

No tendré paz, si no paso por la oscuridad,
y no veré la luz
si mis sentimientos distorsionan mi realidad,
y la realidad es que mis deseos carnales
no apaciguan los canales por donde navega...
el barquero del Leteo... allá en el Hades.

¿Necesidad imaginaria
donde mis neuronas solo trasmiten
descargas descaradas en un cerebro
demasiado pecaminoso y jodido?.

¡Es posible!

Pero es mi cerebro,
es mi yo
y yo... soy el único responsable.

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