jueves, 30 de diciembre de 2010

Dolor


Y no es menos doloroso
no tenerte en mis abrazos
ni besar la sangre de tus labios
emanado como manantial en el ocaso.

Y menos maldito;
que te llevaran a rastras
encadenada al olvido de mi pasión
viniendo del fondo del abismo
donde el suicidio fue tu sinrazón.

Se puede sobrevivir a las quimeras
sin perder un ápice de cordura,
no teniendo tu sombra que me poseyera
ni la cicuta que me maldijera.

¿Se puede vivir sin tu presencia?.

La muerte me llama en un eco constante
en suave letanía como sirena cantarina,
pérfida, sedienta de almas viejas,
apáticas y abandonadas a su suerte
indiferentes e impasibles ante lo vehemente.

Voy tragando el azufre de mis miedos endemoniados
poseedores de mis internos más recónditos,
guardando tu recuerdo soterrado
en laberintos neuronales colapsados.

Podrían sonsacarme mis subterfugios
descubriendo mis fobias y terrores
envenenando mi subconsciente...
Amenazando mi lado consciente.

Tanto dolor, me abruma
secando mis fluidos internos,
sin elementos químicos en la sangre
se torna agua al ciento por ciento salada...
Como mis lágrimas en continua cascada.

Oigo el trotar del jinete negro,
su respiración agitada me produce espasmos nerviosos
alterando mis procesos límbicos,
cayendo de bruces ante el espejo de mi vida,
reflejando la inexistencia de mi ser...
O sea...la nada.

¿Podre bajar al Hades y volver a verte
aunque pueda vender mi alma y dejarla a su suerte?.



Una fantasía infernal,
por un amor perdido en el horizonte de mis pupilas
donde su olvido fue mi peor enemigo.

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