miércoles, 30 de septiembre de 2009

Un pequeño relato de amor



Sufro por mi amada,
pues mi Señor la tiene secuestrada,
dice que es costumbre probar la desposada,
antes que el marido de la casada.

Un puñal le meteré en el pecho,
sabe Dios y la luna llena,
que lo juro por mi panza llena,
que morirá pronto, délo por hecho.

Seremos pobres a sus ojos,
pero de espíritu y alma llenos,
que cobardía no tenemos ni conocemos,
cuando un noble nos aprieta los dineros.

¡Hay de mi! que la quiero tanto,
¡Hay de mi! que mi cama no se calienta,
desde que me la secuestró el muy maganto,
a la fuerza y con ballesta.

¡Vive Dios! que la he de recuperar,
con lo que me costó hacérmela ganar,
pues de las fáciles no era la picarona,
más bien se hacía de rogar, jaja la solterona.

Con sus ojos saltones, verdes como esmeraldas
con sus labios rojizos como frambuesas,
sus pechos altivos, como cántaros de miel,
como a una hembra así no le voy a ser fiel?.

Señor Comendador! devuélvame a mi amada,
que con mi furia no podrá ni su armada,
que sin ella no como, duermo, y ando perdido,
y usía conocerá la rabia de un fiel marido

1 comentario:

  1. la verdad estan muy padres tienes mucho esmero pues faltar no podrias en hombres y mujeres tus palabras comentarias.

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