Ya no me quedan ansias para nada,
las he consumido
hasta su total exterminio,
nada me seduce,
nada me anima,
solo el silencio espectral
me acompaña,
y a este, lo que me pase,
¡le da igual!.
Siento parecer muy melancólico,
muy lúgubre en mis versos,
solo aprovecho de este recurso,
para descargue de mis estados anímicos
muy mermados
por mis procesos químicos.
Escupiendo mis sentimientos,
mis demonios internos,
mis fobias y miedos,
en esta mi vida de cloaca fétida,
sintiéndome como rata atrapada
diseccionando mis partes,
en un laboratorio espiritual
del cual yo soy la víctima.
Siento frío en el alma,
mucho frío,
a bajo cero tengo los sentimientos,
escarchados los pensamientos,
y mis neuronas parecen
estalactitas incrustadas.
Este es mi diario vivir,
acompañado siempre
de presencias desconocidas,
como genes de una cadena infinita,
como guardianes carceleros
de una prisión maldita.
Sin visiones,
ni tan siquiera alucinaciones,
sólo sensaciones corporales,
lacerantes estigmas
que sangran mi alma,
que golpean mi cuerpo,
trastocando mi vida entera,
acabando como un parapléjico...
pero sin silla.
Y mientras plasmo estos versos,
continúan ellos,
mi alma esta fría,
y todo vuelve a empezar
en una vorágine sin salida.
las he consumido
hasta su total exterminio,
nada me seduce,
nada me anima,
solo el silencio espectral
me acompaña,
y a este, lo que me pase,
¡le da igual!.
Siento parecer muy melancólico,
muy lúgubre en mis versos,
solo aprovecho de este recurso,
para descargue de mis estados anímicos
muy mermados
por mis procesos químicos.
Escupiendo mis sentimientos,
mis demonios internos,
mis fobias y miedos,
en esta mi vida de cloaca fétida,
sintiéndome como rata atrapada
diseccionando mis partes,
en un laboratorio espiritual
del cual yo soy la víctima.
Siento frío en el alma,
mucho frío,
a bajo cero tengo los sentimientos,
escarchados los pensamientos,
y mis neuronas parecen
estalactitas incrustadas.
Este es mi diario vivir,
acompañado siempre
de presencias desconocidas,
como genes de una cadena infinita,
como guardianes carceleros
de una prisión maldita.
Sin visiones,
ni tan siquiera alucinaciones,
sólo sensaciones corporales,
lacerantes estigmas
que sangran mi alma,
que golpean mi cuerpo,
trastocando mi vida entera,
acabando como un parapléjico...
pero sin silla.
Y mientras plasmo estos versos,
continúan ellos,
mi alma esta fría,
y todo vuelve a empezar
en una vorágine sin salida.
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