sábado, 9 de enero de 2010
Un pobre más de los muchos que hay en el mundo
Tiene la bóveda celestial
a veces iluminada,
otras encapotada
por nubes de frío glacial.
Duerme en cartones
con mantas y periódicos
en parques y jardines,
sin importarle ruidos mundanales
fluyendo como ricos manantiales
en estrepitosas calles.
¡Que hay abuelo!
¿un cafetito calentito
para que escampe el frío
suavice esos vellos de pico
y vuelvan a salir de sus cavernas
esos colores de vida,
debajo de esas arrugas benditas?.
¡Ande y bébaselo caliente!
Cómase este bocadillo de jamón
y vayamos a otro sitio más abrigado,
que tanta soledad aparta el alma de su camino
y se vuelve uno cansado y mohíno.
Ande que mientras come, me cuanta algo
de su peregrinaje por éste mundo algo salvaje.
Risitas del abuelo,
al oír lo de salvaje,
¡una selva es esto, válgame Dios!
pero............de las peligrosas majete,
(eso va por mí)
mejor conviven los animales
que los humanos mortales.
Toda mi vida trabajando duro
de sol a sol,
haga frío o calor,
siempre en el campo desde niño
¡y ya ves donde termino!.
La conversación fue más larga
hasta el abrazo y la despedida
quedando para la próxima sesión
de su larga y penosa vida.
Éste es un caso de los muchos
que pueblan nuestras ciudades,
mendigos sin techo, sin comida
sin nadie que les acoja y atienda.
Es otra vergüenza más de una
sociedad marchita, caduca,
y demasiado egoísta e industrializada
para atender las básicas necesidades
que todo ser humano tiene derecho,
por haber nacido en el mismo planeta
que los demás.........con rico techo.
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