sábado, 13 de agosto de 2011

Tránsito


Y te verás empañado por la tristeza
la desolación y el desamparo,
no sabrás como has ido a parar
a semejante lugar en tonos sepia,
inerte te quedarás,
sin un horizonte donde guiar tus pasos
serás pasto de buitres humanos;
devoradores de la carroña de tu ego
enemigos de tu alterada conciencia...
Amigos para purificar tu insigne pestilencia.

Pedirás auxilio a Caronte,
pero sin un óbolo bajo tu lengua
no podrá subirte en su barca
y llevarte allá donde las almas
son más dichosas, esperando su próximo viaje,
viaje que les permitirá salir de este purgatorio...
Creado por millones de sombras sin raciocinio.

Nada juega al azar en tu camino
siendo tú, el dueño de tu destino,
la turbación que experimentas
es el beneficio para tu expurgación,
un momento en el tiempo cósmico
para reflexión y parada drástica,
un instante en el espacio-tiempo
de recapacitación y evaluación.

Y un grito desde lo más profundo
de tus dominios internos,
una súplica para que la luz alcance las tinieblas
y la opacidad de tu conciencia se disipe,
dando paso a un estado diáfano
donde la sabiduría vence a la muerte del alma
redimiendo tus desaciertos y fracasos
en el mundo material de donde vienes...
una vez hayas dejado atrás, los despojos de tus carnes,
las sombras de tus quebrantos
o tus oscuros y podridos agasajos.

Solo es una brutal limpieza
de tus estados de conciencia trastocados...
necesarios para el tránsito a planos más elevados
dejando los tonos grises de un mundo fétido y oscuro.

Un estadío de enfermedades del alma,
una espinosa alambrada en el peregrinar interno
hacia nuestro hogar eterno...
El universo mismo.

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