¡Cuanta paranoia existencialista!,
¡cuanta demencia temporal!.
Vivimos con y para el tiempo,
en su carcel de días, años,
incluso para algunos cuantos,
minutos y segundos.
Lo que para unos es una cárcel temporal,
para otros es una bendición,
siendo una pesada carga inmunda
para los que en sus barrotes se aferran.
Debatiéndose entre la vida y el más allá
los infectados y miserables de la sociedad,
los parias sin bandera,
los intocables apestosos,
pasto de gusanos serán apetitosos.
Siendo para otros no tener edad,
nada significa el reloj interno,
luchan desesperadamente por mantenerlo,
por maniatar sus saetas,
que no canten las horas,
que no venga la noche,
que sea un perpétuo tiempo-día.
Creen que viven a sus espaldas,
que han burlado a su guardia.
Nos falta tiempo para más poder,
más dominación,
más pactos con la oscuridad,
con el egocentrismo,
queremos ser Dorian Gray,
o mejor...
como el doctor Jekyll y Mr. Hide.
Queremos ser poderosos
sin depender del " tiempo",
¡Dios!, que palabra más apócrifa,
ni la nombréis siquiera.
Pero todo tiene su lugar,
ellos también fenecerán,
y serán carnaza putrefacta,
por mucho que alargar su vida quisieran.
No hay salvación posible,
tenemos nuestro reloj personal,
nuestro tic-tac adimensional.
El no distingue parias de mundanos ricos,
enfermos terminales de saludables ciudadanos,
ya podéis apretar sus barrotes con fuerzas,
han tirado la llave en el pozo de vuestro destino.
Vuestra vida está marcada por horas,
el Ángel de la muerte lo sabe.
¡O podéis temerle!,
¡o recibirle!......
de vosotros depende.
¡cuanta demencia temporal!.
Vivimos con y para el tiempo,
en su carcel de días, años,
incluso para algunos cuantos,
minutos y segundos.
Lo que para unos es una cárcel temporal,
para otros es una bendición,
siendo una pesada carga inmunda
para los que en sus barrotes se aferran.
Debatiéndose entre la vida y el más allá
los infectados y miserables de la sociedad,
los parias sin bandera,
los intocables apestosos,
pasto de gusanos serán apetitosos.
Siendo para otros no tener edad,
nada significa el reloj interno,
luchan desesperadamente por mantenerlo,
por maniatar sus saetas,
que no canten las horas,
que no venga la noche,
que sea un perpétuo tiempo-día.
Creen que viven a sus espaldas,
que han burlado a su guardia.
Nos falta tiempo para más poder,
más dominación,
más pactos con la oscuridad,
con el egocentrismo,
queremos ser Dorian Gray,
o mejor...
como el doctor Jekyll y Mr. Hide.
Queremos ser poderosos
sin depender del " tiempo",
¡Dios!, que palabra más apócrifa,
ni la nombréis siquiera.
Pero todo tiene su lugar,
ellos también fenecerán,
y serán carnaza putrefacta,
por mucho que alargar su vida quisieran.
No hay salvación posible,
tenemos nuestro reloj personal,
nuestro tic-tac adimensional.
El no distingue parias de mundanos ricos,
enfermos terminales de saludables ciudadanos,
ya podéis apretar sus barrotes con fuerzas,
han tirado la llave en el pozo de vuestro destino.
Vuestra vida está marcada por horas,
el Ángel de la muerte lo sabe.
¡O podéis temerle!,
¡o recibirle!......
de vosotros depende.
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