El corazón de la Princesa apenas latía,
ya no sentía esa sana alegría,
estaba triste y lleno de melancolía,
su reino decaía, la oscuridad avanzaba.
Nadie en el reino sabía que hacer,
ni médicos ni eruditos, ni alquimistas,
no encontraban remedio para las tristezas,
de esta joven Princesa, presa de tamañas dolencias.
Mandáronse correos por todos los rincones,
mandáronse jinetes por las cuatro estaciones,
un príncipe que acalle sus amores!,
vociferaban y anuncios en puertas clavaban.
Ni hierbas ni pociones salva corazones,
necesitaba un beso de mil amores,
si no lo conseguía, la oscuridad haría su presa,
y su pueblo mil tormentos padecería.
y como los cuentos acaban felices y se comen las perdices,
un poema infantil no podía ser menos,
que acabar en un final sin igual,
siendo felices el pueblo, el reino y su princesa,
al encontarse de narices, con un bello príncipe,
que la besó y ¡milagro! volvió a latir su corazón.
Príncipe y Princesa casados y felices son.
El reino volvió a su normal y feliz vida,
y la oscuridad viéndose por perdida,
se metió en su oscuro y negro agujero,
de donde nunca tendría que haber salido,
mientras hubiera amor y paz en el reino entero.
Y colorín colorado, este poemilla lo doy por terminado.
ya no sentía esa sana alegría,
estaba triste y lleno de melancolía,
su reino decaía, la oscuridad avanzaba.
Nadie en el reino sabía que hacer,
ni médicos ni eruditos, ni alquimistas,
no encontraban remedio para las tristezas,
de esta joven Princesa, presa de tamañas dolencias.
Mandáronse correos por todos los rincones,
mandáronse jinetes por las cuatro estaciones,
un príncipe que acalle sus amores!,
vociferaban y anuncios en puertas clavaban.
Ni hierbas ni pociones salva corazones,
necesitaba un beso de mil amores,
si no lo conseguía, la oscuridad haría su presa,
y su pueblo mil tormentos padecería.
y como los cuentos acaban felices y se comen las perdices,
un poema infantil no podía ser menos,
que acabar en un final sin igual,
siendo felices el pueblo, el reino y su princesa,
al encontarse de narices, con un bello príncipe,
que la besó y ¡milagro! volvió a latir su corazón.
Príncipe y Princesa casados y felices son.
El reino volvió a su normal y feliz vida,
y la oscuridad viéndose por perdida,
se metió en su oscuro y negro agujero,
de donde nunca tendría que haber salido,
mientras hubiera amor y paz en el reino entero.
Y colorín colorado, este poemilla lo doy por terminado.
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