Ciego estoy, porque sin ti no veo,
no veo la Luna, ni sus sombras,
ni las estrellas, ni las rosas,
porque sin tí no existo ni creo.
Escribiste mi nombre en el libro de la vida,
y me dejaste sólo en las puertas postreras,
con un gemido gélido en mi oído y
me cerraste la puerta con un chasquido.
No oigo tus pasos en el vacío,
ni noto el calor de tu cuerpo en el estío,
mi cama sigue vacía de olvidos,
y de sueños maravillosamente vividos.
No sé si has de volver algún día,
para calentar este cuerpo tan frío,
te estaré esperando, en eso confío,
en primavera o en el calor del estío.
Con esa sonrisa y tu cara altiva,
irradiando el calor que mi cuerpo necesita,
un eco en mis sueños de tu pronta visita,
alegra mi alma y hace que crea y viva.
no veo la Luna, ni sus sombras,
ni las estrellas, ni las rosas,
porque sin tí no existo ni creo.
Escribiste mi nombre en el libro de la vida,
y me dejaste sólo en las puertas postreras,
con un gemido gélido en mi oído y
me cerraste la puerta con un chasquido.
No oigo tus pasos en el vacío,
ni noto el calor de tu cuerpo en el estío,
mi cama sigue vacía de olvidos,
y de sueños maravillosamente vividos.
No sé si has de volver algún día,
para calentar este cuerpo tan frío,
te estaré esperando, en eso confío,
en primavera o en el calor del estío.
Con esa sonrisa y tu cara altiva,
irradiando el calor que mi cuerpo necesita,
un eco en mis sueños de tu pronta visita,
alegra mi alma y hace que crea y viva.
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