lunes, 9 de noviembre de 2009

Intolerancia racista



Envidia provocan en su pueblo naciente,
chismorreos y cotilleos de viejas decrépitas,
que no tienen otra cosa que hablar mal de la gente.


Sueños y pesadillas provocan en el pueblo su comportamiento,
pues no pueden decir nada en contra de su feliz casamiento,
ni payos ni gitanos se ponen de acuerdo con el acontecimiento.


Él blanco como dulce amanecer, payo de nacimiento,
ella gitana, de un pueblo de las alpujarras granadinas,
un flechazo a simple vista, un felíz entendimiento.


Miradas furtivas primero, escarceos varios después,
señales de un enamoramiento previsible entre dos jóvenes,
malos augurios y presagios de lo que vendría después.


Siempre a escondidas se veían, producto de la intolerancia racista,
besos y abrazos, lágrimas de despedida cada dÍa,
prefiero la muerte decía él, que no verte a la luz del día.


Vinieron tiempos de sufrimiento, tiempos de tormento,
mentiras, encierros, y escapadas trasnochadas,
todo por la raza, por las tradiciones trastocadas.


Felizmente vinieron estados de bonanza y reconciliación para las familias,
estados de unión para una pareja enamorada, que nunca entendió,
de colores y castas, solo sabÍan de amor en sus almas...

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