domingo, 8 de noviembre de 2009

Todavía hay esperanzas



Todavía hay esperanzas:

de ver las auroras engalanadas
bailando con sus colores chillones,
al compás de noches estrelladas.

Todavía hay esperanzas:

de pintar arco iris en días de lluvia,
y ver brillar el sol como cristal diamantino
sin que los gases tóxicos opaquen su vitalidad,
su brillantez.

Todavía hay esperanzas:

de ver jugar a los niños,
en parques verdes de abundantes árboles
de espeso follaje,
de relacionarse con sus animales domésticos,
cuidándoles como hermanos pequeños.

Todavía hay esperanzas:

de ver a las familias reunidas,
con caras de alegría y felicidad,
nada de maltratos,
estos quedaron en la posteridad.

Todavía hay esperanzas:

de ver a los políticos reunidos,
en vocación de solucionar,
en sabiduría al compartir,
buscando las mejores fórmulas
para un mejor vivir.

Todavía hay esperanzas:

de ver los mares regenerarse,
vida plena,
vegetal, mineral y animal,
en perfecta armonía,
casi sensual.

Todavía hay esperanzas:

de ver la vida en la Tierra,
en su globalidad,
todo está conectado
por lazos invisibles,
nada vaga al azar,
esplendor en su humanidad,
el éxtasis en su totalidad.

Todavía hay esperanzas:

de hablar con el único,
con el arquitecto cósmico,
de hijo a padre,
sin intermediarios,
sin vociferadores,
sin vendedores espirituales,
sin religiones.

Todavía veo esas esperanzas
en mi planeta amado,
en mi nave cósmica,
surcando nebulosas y galaxias,
en constante evolución,
más arriba,
más diáfanos,
más sabios,
en perfecta simbiosis
con el cosmos evolucionado.

Todavía veo esperanzas
en esta humanidad,
que es la mía, la tuya,
la de todos.

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