con sus sus sonrisas blancas y poses altaneras,
no vienen con jamelgos de mal aspecto, desgarbados y hambrientos
ni con caballos árabes portando su estandarte,
limusinas negras de alto standing son sus transportes
repletas de viandas y brebajes y otras pertenencias de alto coste
todo para aligerar y hacer más llevaderas sus reuniones y cenas
todo... para actuar en el teatro mundial de utopías y quimeras.
¡Por allá vienen los veinte magníficos!
Acompañados de sus féminas de alto voltaje
o quizás una de los veinte vaya más cargada de equipaje
siendo un hombre, el comensal acompañante.
Vienen cargaditos de regalos, promesas, billetes a mogollón
y sobre todo mucha austeridad... para todos los demás,
reuniéndose para preguntar por nuestras necesidades
pan, agua , y vino... que no falte,
siendo todo lo demás... banalidades de poca importancia
así no me extraña que aún les sobren billetes
dejándolos ¡ por si acaso!, en paraísos fiscales
libres de evasores, defraudadores y de gastadores sin malicia.
Al fin y al cabo somos el pueblo
y este se conforma con las migajas
y alguna que otra fiesta para mojarlas.
¡ Por allá vienen los veinte magníficos!
Acampados en los mejores y más lujosos hoteles
en las más blancas playas de finas arenas
comiendo y bebiendo de las mejores viandas,
a salvo de los miserables, ladrones, parados y desagradecidos
teniendo miles de sicarios para resguardarlos...
de la plebe hambrienta
de madres sin presente
e hijos sin futuro
de padres sin trabajo
ni trabajo para los que lo quieren,
de cada vez más pobres por las calles deambulando
guardando colas de horas para un simple bocado,
mientras nuestros magníficos y sus séquitos
se gastan a manos llenas y sin conciencia...
El dinero que les paga el pueblo
para solucionar los problemas de nuestra madre tierra.