Gorriones

Qué envidia me dais gorriones gorrones
que de las mesas os alimentáis
picando aquí o allá
las migajas que los humanos descuidan.

Con esas caritas de inocentes bobalicones
bien que os atiborráis de las viandas
que a vuestro pico llegan prestas,
gracias a la astucia y la rapidez
esquivando hábilmente grandes patas y pies.

Envidia os tengo por vuestra simpatía
vuestro volar en libertad y el constante trinar
despertando a los durmientes invernales
haciéndoles entrever una primavera exultante.

¡Ah, gorriones!
que desde las atalayas arbóreas
a pocos segundos del cielo
nos miráis con curiosidad,
¡sabed pues!
que muchas veces cambiaría mi alma
por un ratito de ese vuelo en libertad.

¡Vosotros! pajarillos de Dios,
interceded por nosotros... los humanos
por los seres más bellos de la creación
"pero que parece han dejado de lado a su hacedor"
y seguid deleitándonos con vuestros cantos
que huelen a primavera y bendicen a toda la Tierra.

Trinar, trinar y seguid trinando,
para que vuestro canto se oiga en todo el orbe
que todavía hay alegría para seguir cantando
y la naturaleza sabe como alegrar el corazón...
de sus hijos humanos.

¡Benditos seáis pajarillos del creador!
y bendita sea...
 La madre tierra que os parió.