Avaricia

Que pobreza de espíritu se demuestra en la avaricia
carcoma que va royendo el corazón y tu alma hasta la desidia
inerte te quedas, solo contando tus bienes pútridos,
solo te quedas, sin familia ni amigos,
solo te quedas, con tus neuronas trastocadas,
solo te quedas, con tus talentos y denarios
como un Judas cualquiera vendiendo a sus allegados.

Siendo tu mente una ciénaga inmunda
no le cabe otro menester que embarrarse de tus efluvios,
gases pestilentes que se depositan en tu superficialidad
ya que lo más profundo de tu interior, queda obnubilado...
no pudiendo penetrar ninguna ayuda para regenerar tu vitalidad.

Así, tus entrañas resuellan emitiendo algún ruido de vida
pues solo tragan tus sentimientos y pensamientos codiciosos,
y poco a poco van muriendo
y acabarán extinguiéndose para reciclarse después
convirtiéndose en un ser hueco de energías propias
un cascarón astral atormentado por furias y harpías.

Que pobreza evolutiva se denota en tu ceño
tus arrugas marcadas por la avaricia
tus ojos sin vida
cabellos alborotados
perdida la vista... sin brillo ni luz
la palabra... un galimatías de vocablos sin sentido
y lo demás... todo fuegos de artificio.

¿Vale la pena vivir
     sin haber sentido
        al prójimo ayudado
           a la familia apoyado
             a los amigos consolado
               sin haber a nadie... amado?.

¿Te sientes feliz en tu cenagal como casa
       en tu caparazón de oro y rubíes
           comiendo sapos envueltos en billetes
              y teniendo por compañeros...
los moradores eternos del Hades?.

No saldrás de tus causalidades por ti creadas
         hasta que no pienses en los demás
             y dejes de ser solo... un ego rechoncho y pestilente
                                             sin nada trascendente.