Emperadores, caciques, libertinos,
me faltan vocablos para definirlos
a estos pseudo caballeros de corceles negros
lenguas bífidas y colmillos de nácar
creadores de un idioma de lamentos.
Nada que ver con la realidad de seres normales
que se pasean con permiso,
por nuestras aceras, limpiando nuestras porquerías,
encalleciendo sus dedos con las espinas
de las flores y frutas maduras,
abrasados por la justicia de un sol...
Que no entiende de colores, razas o filosofías ateístas.
Simples palabras para definir seres humanos
atrapados por conscientes mafias,
dedicadas a la explotación de sus bondades
convirtiéndoles en harapos drogados,
locos peligrosos o posesos endemoniados.
¡Solo por ser diferentes!
por no agachar la cabeza en el degolladero de reses
o quedar atados como mulas
en norias sangrientas,
en movimiento perpetuo
sin posibilidad de escape,
sin confianza en el porvenir
sin ilusión en promesas vanas,
todo es incertidumbre
en este mundo cambiante,
donde los débiles sucumben
y los más fuertes quedan atrapados
en una espiral sin sentido...
De deudas y sacrificio.
Solo en el brillo de sus ojos,
te hacen entrever que de peor infierno han salido
recordando sus familias, sus casas,
y la asquerosa podredumbre...
De las dictaduras de los hombres
poseídos por oscuras debilidades.
Solo existen diferencias;
en los que no ven más allá de sus quimeras
viviendo de ilusiones mundanas,
en las promesas de los que altavoz en mano
prometen redimir de los pecados
a todos aquellos insensatos
que prestan sus tímpanos
para que arañas neuronales tejan sus redes
en cerebros donde las sinapsis están inertes.
Campando a sus anchas
todos los mensajes subliminales
que de los planos inferiores les llegan
gracias a los intermediarios de paja;
lacayos del inframundo
políticos corruptos,
hermanos de iglesias sin escrúpulos,
empresarios y banqueros...
Éstos últimos, con carne de rudos anfibios
disfrazados de dadivosos cabritos.
¡Solo por ser diferentes por fuera!
Pero iguales por dentro.
